La primera impresión de Arequipa fue la de una ciudad muy próspera, limpia y cuidada. El free tour a pie que hicimos por el centro y lo rica que está allí la comida nos hizo terminar de enamorarnos de esta pequeña ciudad. La guía que nos enseñó el centro histórico, una chica arequipeña encantadora hasta rabiar, nos contó todos los entresijos y anécdotas que rodean este mágico lugar terminando el recorrido con la degustacion de pisco sour, una bebida tipica peruana a base de clara de huevo, limón, canela y uva.
Una vez instalados en Arequipa queríamos realizar alguna actividad que incluyera también altitud para aclimatarnos, y de todas las actividades elegimos tirarnos en mountain bike desde las faldas de un volcán a 4400 metros. Nuestro guía nos dijo que la bajada podría costarnos entre 2 y 3 horas «según cómo manejaramos», y en poco más de una hora estábamos abajo. La pista de tierra estaba en buen estado salvo algunas curvas donde se acumulaba la arena y habia que ir con cuidado para no perder el control de la bici. Hicimos toda la bajada bajo la atenta mirada del majestuoso volcán Misti, con alguna paradita para reponer fuerzas y sacar algunas fotos para inmortalizar el momento.
Conforme cogíamos confianza con la bici nos iba entrando el espíritu de los bicivoladores. Habia mucho trafico de bajada de camiones que transportaban sal hacia la ciudad y teníamos que ir adelantandolos como auténticos kamikazes entre la polvareda. Una vez abajo de las faldas del volcán nos habíamos convertido en dos siluetas marrones, llevábamos polvo hasta en el carnet de identidad.
Jajajaja para haberos visto después de morder el polvo 🙈
Oye no sé qué tal sabría la bebida pero me da más envidia el brindis de cervezas 😁😝
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