Normalmente cuando nos acercamos a comprar un billete a la taquilla de una estación de tren la persona que nos atiende nos pregunta dónde queremos ir… ¿y si la respuesta fuera a las nubes? Pues así es el tren de Salta, una increíble obra de ingeniería ferroviaria que atraviesa los Andes a una altitud de 4200 metros, tratándose de uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo.
Todavía no había amanecido cuando nos presentamos en el punto de encuentro donde nos habían citado. Allí te colocan una pulsera como las de los resort del caribe de todo incluido y para dentro del bus a seguir durmiendo. Dos autocares llenos de turistas, un autocar vacío sólo por si acaso uno de los dos primeros se estropeaba, una ambulancia medicalizada y dos todoterrenos escoltándonos. He visto jefes de estado con menos comitiva que esto…
En una de las paradas previstas nos dieron un desayuno campestre. Nosotros el día anterior viendo el folleto nos llamó la atención cómo podría ser este desayuno, pensando que sería algun manjar autóctono. Y no era otra cosa que tomar un cafetito, un alfajor y sentarte al aire libre en un ribazo a desayunar, todo muy campestre, eso sí. En el trayecto también pudimos admirar la máquina locomotora original del primer tren a las nubes.
Tras un par de horas más de bus llegamos por fin a la estación inicial del tren a las nubes, que en estos momentos se encuentra en San Pedro de los Cobres. Antiguamente el tren llegaba desde el mismo Salta, pero el alto costo de mantenimiento de las vías y el litigio entre comunidades ha hecho que el recorrido se acorte y ahora sólo permanece abierto para uso turístico el último tramo, que por suerte es el más impresionante.
Llama la atención la remodelación total que se ha hecho por dentro del tren, todo impecable y con sistemas tecnológicos de última generación. Unos asientos amplísimos y todo serigrafiado con la marca del tren a las nubes, se nota que la parte del marketing la tienen bien trabajada. Llegada la hora de partir era el momento de decir aquello de… ¡pasajeros al tren!
El trayecto comienza con un suave traqueteo entre las montañas con una pendiente suavemente ascendente, atravesando resquicios de nubes bajas que adornaban las laderas.
Poco a poco va alcanzando una altitud considerable, y es cuando comienza a hacer acto de presencia el temido apunamiento (que es como llaman aquí al mal de altura). A pesar del despliegue de medios que llevábamos no fue suficiente visto el numero de gente que se vio afectada, los enfermeros del tren no daban abasto para atender a tantas personas. Nosotros por suerte seguimos sin haber experimentado el mal de altura en el tiempo que llevamos de viaje, crucemos los dedos…
El último tramo del recorrido atraviesa el punto mas espectacular, el viaducto de la Polvorilla. Considerada una de las grandes obras de la ingenieria del siglo XX, se trata de una estructura metalica de mas de 60 metros de alta.
Aparte del tren a las nubes, la ciudad de Salta también tiene otros atractivos turísticos que bien merecen una visita. Uno de los más impresionantes es el museo de arqueología de alta montaña, donde se conservan las momias del Llullaillaco. Pudimos disfrutar de un recorrido guiado por el museo de casi dos horas donde el guía nos hizo vivir la historia con una emoción indescriptible; da gusto cruzarse con personas que aman su trabajo porque esa pasión consiguen transmitirla y te hacen sentir aun más partícipe de la historia. Se trata de las momias de unos niños utilizados como ofrenda en un ritual inca que se mantuvieron congelados durante más de 500 años, habiendo permanecido en un estado de conservación realmente impactantes. La expresión de sus caras es totalmente desgarradora.
Otra cosa que pudimos comprobar de primera mano es lo abierta que sigue la herida con respecto a la recuperación de las islas Malvinas. En el día que llegamos se estaba realizando un solemne homenaje a los 649 soldados caídos en aquella guerra, y por toda la ciudad se suceden carteles y mosaicos donde se reclaman estas islas como terreno argentino.
En las últimas horas que pasamos allí también pudimos disfrutar de una vista panorámica la ciudad desde la parte superior del teleférico. Como bien dice su eslogan turístico… Salta, tan linda que enamora.
que gusto da verte y como te explicas de bien ,sigo disfrutando de tu aventura pq lo haces muy genial logras que sea mi mejor libro dentro de lo que puedo imajinar que estas viviendo,.bueno esperando proximo capitulo un abrazo tan grande como tu te mereces
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